jueves, 14 de marzo de 2013

De vuelta


Hace algunos años tenía la firme convicción de que las cosas se pueden cambiar. Hoy día sigo teniéndola aunque ha variado en su forma.

Cuando decidí emprender mi principal motivación era ésta. Cambiar las cosas, cambiar el mundo. Aportar mi grano de arena para que todo sea mejor, más justo. Intenté hacerlo a través de la promoción de la salud. Mi idea de negocio giraba entorno a este eje. Siempre intento que mis pacientes se responzabilice de su salud, que entiendan en qué consiste, que sepan cómo funciona su cuerpo, sus músculos, sus tejidos, sus órganos.

Yo no entiendo la salud como ausencia de dolor o de enfermedad, sino como un estado de equilibrio con todo lo que te rodea y especialmente contigo mismo. He estado los últimos meses buscando ese estado. No tenía nada que compartir, no tenía nada que escribir.

Hoy día me he dado cuanta de que para cambiar el mundo antes hay que tratar de que el mundo no te cambie a ti. Sigo trabajando en ello aunque cada vez estoy más cerca.

En este post te quiero invitar a que inicies esa búsqueda o animarte en caso de que la hayas iniciado ya. Te quiero invitar a que busques tu camino y que trates de no desviarte de él. Creo que es la mejor manera de poder cambiar las cosas.

De nuevo agradecer a mis padres por su apoyo incondicional. Sin ellos ningún cambio hubiera sido posible. 

1 comentario:

  1. Me gustan tus palabras Adrián. Me alegro mucho por ti, por esa búsqueda que realizas cada día.

    Los padres son pilares incondicionales en nuestra vida, y en muchos casos, (como es el mío) si no fuera por ellos no seríamos ni la mitad de lo que somos.

    Yo ya he encontrado mi camino, todos los días aporto lo que puedo y tengo al mundo para enriquecerlo, y estoy convencida de que cada día que pasa estoy más cerca de llegar a esa meta/objetivo que tanto persigo, y que el mundo ha reservado para mi.

    Te mando un beso y un achuchón para esa lucha constante. ¡No cambias! ;)

    ResponderEliminar