Estoy muy contento y agradecido por los comentarios que me llegan sobre las dos primeras entradas del blog. Me satisface mucho saber que he conseguido lo que me había propuesto. Saber que a algunas personas el hecho de leer estas dos primeras entradas le ha supuesto un poco de aire fresco en algún proyecto. Saber que han recibido el empujoncito que les quería dar para cumplir sus objetivos.
Es imprescindible tener una idea o un sueño para poder convertirlo en un proyecto y que este proyecto se convierta en una carrera profesional, un negocio, un estilo de vida o cualquier otra cosa. Todo esto dependerá de esa idea o sueño original. Pero, al fin y al cabo, el proceso va a ser muy parecido.
Tengo la suerte de vivir con una persona que en su día tuvo un sueño y que a día de hoy lucha con todas sus fuerzas para hacerlo realidad. Tengo la suerte de ver cómo poco a poco está cada vez más cerca de alcanzar ese sueño. Y tengo la suerte de respirar el ambiente que crea con su ilusión y su optimismo.
Hace poco más de un año se dedicaba a la topografía, trabajaba en la construcción de una urbanización. El trabajo no estaba mal pero se dio cuanta de que no era lo que quería. La idea de dedicarse a la cocina empezó a rondar por su cabeza. Siempre lo había tenido como afición pero nunca se había planteado hacerlo de manera profesional. A mí, cada vez que me decía que le encantaría ser cocinero, me faltaba tiempo para tocarle las palmas y animarlo a que lo hiciera. Cada vez lo veía más claro. Cada vez estábamos más convencidos de que si quería podía hacerlo.
Se puso mano a la obra, o más bien a la olla, y empezó a convertir su sueño en un proyecto. Voy a buscar un curso. Después de mucho buscar lo encontró. Hizo este primer curso y le encantó. Este fue el punto de inflexión que le hizo pasar de topógrafo a cocinero. A partir de aquí su vida giraba entorno a su sueño, la cocina.
Con su ordenador delante empezó a planificar. Este curso lo termino en septiembre. Quiero hacer otro y voy a hacerlo en la mejor escuela de Sevilla. Necesito ahorrar lo suficiente para pagar la escuela y para vivir durante el tiempo que esté estudiando. Haré las prácticas en tal restaurante. Cuando termine me gustaría irme a trabajar a tal sitio.
A día de hoy se encuentra a mitad de camino para finalizar esta primera parte de su proyecto. Yo lo he visto trabajar y estudiar durante 90 horas semanales y no quejarse por nada. El primer trabajo que tuvo como cocinero fue en un restaurante familiar cobrando menos de 4 euros la hora. A él no le importaba. Lo importante es sumar decía. Se iba cada día a trabajar con una sonrisa y venía con otra más grande. Es admirable.
El siguiente paso que dio fue cambiar de trabajo. Salió con esa misma sonrisa de antes, su mochila llena de currículos y empezó a repartir. Antes de que terminara la tarde ya lo habían llamado para trabajar en la cocina de otro restaurante. Mejor horario, mejor sueldo, mejor ambiente. ¿Suerte? Yo diría que no. Más bien actitud.
Por supuesto está consiguiendo ahorrar lo suficiente para vivir y pagar la escuela. Pero...si no hay trabajo, si la cosa está muy mal. Pues se ve que para él no lo está.
Busca tu idea, tu sueño. Conviértela en un proyecto. Planifica, ponte objetivos. Ejecuta con optimismo e ilusión. Verás como, al igual que él, también lo consigues.
Gracias Luisma por transmitirnos a todos tu felicidad. Mucha suerte y mucho ánimo.