En los últimos días he tenido varias conversaciones con varios amigos. En dichas conversaciones siempre he soltado lo mismo. Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar. Tenemos que dejar de buscar trabajo e inventarlo. Tenemos que ver la necesidad que hay en el mercado e intentar cubrirla. Es muy simple. No fácil pero simple.
Me he dado cuenta de que la mayor limitación que tienen estos amigos a la hora de afrontar su reto es la misma. El miedo. Se inventan cualquier excusa para no salir de su zona de confort y no exponerse a una situación nueva.
No se si por inconsciencia o valentía pero nunca he sentido miedo a la hora de hacer algo nuevo. El miedo es bueno cuando nos hace pegar un salto si escuchamos que un coche se acerca a nosotros y nos va a atropellar pero en otros casos es bastante malo. Nos limita.
Creo que si nos damos cuenta de ciertas cosas el miedo malo y limitante va a desaparecer.
Aunque el motivo de este blog es contar mi experiencia como emprendedor y servir de estímulo a otros, para mí hay muchas cosas mucho más importante que mi negocio. Me parece que nos estamos tomando la parte económica de las personas demasiado en serio y estamos obviando lo verdaderamente esencial del ser humano.
El otro día vi una película que os recomiendo ver. Un punto de vista muy interesante sobre el dinero y la condición humana. Se llama Margin Call. Muy buenos diálogos y muy buen reparto. En uno de esos diálogos dicen, refiriéndose al dinero, algo como "es solo papel pintado que sirve para que no tengamos que matarnos por comida".
Cuando di el paso en mi negocio del autoempleo a la actividad empresarial me dije una cosa. "Si esto no sale bien me compro una flauta y me voy a dar masajes a la playa". En el colegio me gustaba mucho tocar la flauta aunque no se me daba muy bien.
A día de hoy sigo luchando todo lo que puedo para que mi emprendeduría salga bien pero le doy la importancia que tiene, ni más ni menos.
La flauta simboliza las cosas que son importantes para mí en la vida. Yo tengo claras cuales son y, desde luego, no las voy a vender. Todo esto no es más que un juego. Evidentemente, dentro de este juego, tenemos unas responsabilidades con los demás que debemos cumplir. Si el banco nos deja dinero deberíamos devolvérselo o, al menos, hacer todo lo posible para ello. Si nos comprometemos con un cliente deberíamos intentar cumplir este compromiso. Pero, date cuenta, que al final con más o menos esfuerzo eso se consigue.
Si tienes claras cuáles son tus cosas importantes y has conseguido tenerlas lo demás te parecerá lo que es, un juego.
Ánimo a Celeste, Rosario, Octavio, Edu, Luisma, Marian, Naranjo, Sarah y todos aquellos que habéis compartido alguna idea conmigo.